miércoles, 20 de noviembre de 2013

Historias de la Puta Mili (y 2)

Me he acordado de otra anécdota de la mili.

Iba yo por la compañía y me suelta un cabo primero:

- ¡Hidalgo, córtate el pelo! -la ironía que los años me deparaban respecto a lo de que yo tuviera el pelo largo pudiera alguna vez haber sido un problema, se me escapaba en el momento.

A lo que yo respondí en militar manera, con total presteza y sin perder ni tan siquiera una décima de segundo:

- ¡A la orden, mi primero! ¡No, mi primero!

Y seguí mi camino.

El hombre, decidido a perfilar mi entonces tosco manejo de la etiqueta marcial e inculcarme quizás un par de dados o niveles en dicha habilidad (lo digo en alto roleriano para que se me entienda mejor entre tan digna audiencia), me siguió, presa de justa furia de infantería española y, cogiéndome del brazo y zarandeándome (digo yo que para demostrar que mi pelo tenía una longitud digna de anuncio Pantene, no por mostrar violencia física a mi persona), le dijo a la persona que nos observaba:

- ¡Mi Brigada! ¡Dígale a Hidalgo que se corte el pelo, y le quiero meter una semana por responderme!

A lo que el Brigada, con su aire de sabio y veterano militar, soldado viejo de las banderas, le contestó:

- No seas bruto, hombre y deja a Hidalgo, que haga lo que quiera.

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