jueves, 19 de diciembre de 2013

Dados indignados

Tengo la bolsa de dados en estado de crispación.

El d6 empieza a protestar porque sólo le usamos para hacer daño, dice. El d8 insiste en que el d6 es un privilegiado porque, además de sólo para el daño, le usamos para hacer personajes, cayendo en el conveniente olvido de que también sirve para señalar direcciones y dispersiones.

El d100 está que echa fuego porque dice que los d10 se dedican al intrusismo. Pero los d10 se sienten marginados porque ya no juego narrativo, que se marean mucho cuando les utilizo de peonzas, que ellos son algo más que peonzas y que ya está bien.

El d4 es más conformista, y empieza a ser representativo de la minoría silenciosa que querría que los guerreros también les dieran uso, pero que por ahora se conforma, que aunque tiene más motivo de queja que el d8 y el d6, no dice nada, gracias.

Dice el d12 que el d20 le tiene oprimido, que si no fuera por él, tendría más oportunidades de mostrar su valía. El d20, hay que decirlo, se ríe del resto y dice que están ahí sólo porque Gygax no sabía qué hacer con ellos, "que sobraban". Según el d20 él sirve para todo, que "repitiendo sólo algunos valores sirvo para sacar cualquier número".

El d30 tiene algo que decir al respecto, pero se calla porque es bastante consecuente y sabe que ha llegado el último. Lo mismo pasa con el d24, que sabe que está ahí sólo porque es una "novelty", el "pez cantante" de la bolsa.

Y, aparte, los dados gema insisten en que debe haber transparencia por encima de todo, a lo que se oponen frontalmente los dados compactos, que "esto ha sido siempre así y las tradiciones hay que respetarlas". Entre dos aguas nadan los escarchados, que no se decantan por uno u otro lado y andan dando la razón unas veces a unos y otras a otros.

martes, 10 de diciembre de 2013

¡Que no seas tonto, que el fuego quema!

Si alguien se inventara una historia sobre nuestra clase política, estilo "el PP se ha dedicado a financiarse con dinero de las viejecitas y se lo gastaba todo en misas negras, homeopatía y safaris de cazas de focas blancas". O el PSOE, o CIU, o cualquiera de estos, ERC, PNV, IU (o abierta, o plural, no sé, esa gente me tiene despistado con los nombres), y a la historia de mentira le diera cierto "viso" de credibilidad, prácticamente todo el mundo se lo creería.

Y eso es muy triste, porque significa que tenemos menos que confianza cero en nuestros dirigentes. Es gente a la que no sólo confiamos eso que dicen "administración de la cosa pública", no es sólo nuestros dineros: es todo. Es nuestra vida, nuestra libertad, nuestro futuro y el de nuestros hijos. Que si a la mayoría pensar en las generaciones venideras, tipo "hijos de nuestros hijos" nos queda lejos, ahí están, o estarán.

Y los pueblos necesitan confiar en sus dirigentes, necesitan creerles porque saben que no les van a engañar, no porque sean creíbles o parezcan de fiar, sean más o menos guapos o hablen bien. Chacho, es que ni siquiera tienen que hacerlo bien: podemos concederles hasta ser humanos y que la caguen, porque si confiamos en ellos y la cagan será responsabilidad de todos. Lo que no podemos es no fiarnos de ellos.

Ahora mismo, si sale Mariano, Rubalcaba o cualquiera de esta cafarna que tenemos viviendo del cuento, y dice "yo soy esto", y CUALQUIERA nos dice "no, es lo contrario", automáticamente creeremos al cualquiera, porque tenemos grabado a fuego la idea de que todos son iguales, todos mienten y todos se aprovechan de nosotros.

Tenemos una clase política que se ha ganado A PULSO que no les creamos y que estemos predispuestos a creer cualquier cosa mala, inmoral o ilegal que nos cuenten de ellos o que han hecho.

"Pues me han dicho que ha salido una noticia que Cospedal va a privatizar los derechos de autor de Don Quijote y los molinos de viento a una compañía de su marido". Y nos lo creemos. "Pues me han comentado que salió en la tele que Rubalcaba cuando era ministro del interior se gastó tropochientos millones en desarrollar un plan de lucha contra los zombis". Y, claro, nos lo creemos. "Oye, me ha dicho uno que leyó en internet que Rajoy va a ilegalizar no tener el carnet del PP" y zas, será verdad.

Básicamente, cualquier burrada que cuentes con tono serio, será creída.

Hasta ese extremo hemos llegado.

Y es que es tristísimo. Somos una sociedad que sólo confía en sus dirigentes y gente que vive de nosotros en la medida en que lo que sepamos de ello vaya en el sentido de que nos tangan y son unos vividores.

Pero no es culpa nuestra, es a lo que nos han acostumbrado.

Claro, es que lo malo no es eso. Lo auténticamente malo es que nos sigue dando igual. "Oye, que hay vídeos de Rajoy diciendo a Botín que o le regala millones y millones o le cierra el banco, y Botín dándole los millones". y no sólo nos lo creemos sino que... nos da igual.

Nos cuentan algo, lo damos por cierto, nos encogemos de hombros y ellos siguen haciéndolo. Nos gritan "¡que se jodan!" desde EL PUTO PARLAMENTO, hacemos unas bromitas y nos olvidamos.

Hoy me ha cabreado un titular. Enlace tal cual:


El titular: 
"Los datos sobre desigualdad que Rajoy no quiere ver"

Y me ha salido del alma. Señores, que ya está bien. Que no es que no los quiera ver, que los ve, que lo sabe, QUE LE DA IGUAL, QUE LE RESBALA, QUE SE LA SUDA. 

A ver si lo entendemos de una vez por todas: que no es que no se enteren, que no es que sean torpes, que no es que hagan lo que les da la gana porque son unos cabrones. Que es que les damos igual, joder. Que es que hacen lo que quieren porque les dejamos. Que no son el ciego del Lazarillo, que son el Lazarillo, que ven al de al lado cogiendo dos uvas y como nadie les dice nada, cogen tres, que es que SOMOS TONTOS.

Es que es así. A lo mejor individualmente, cada español es un crack. Bueno, cada español, cada alemán, USAmericano, europeo, lo que quieras. Pero como conjunto somos unos imbéciles de lo peor. Como mente colmena no pasamos de coeficiente cuatro, que es que nos cuesta respirar y hablar al mismo tiempo. "¡No hay pan para tantooooohhh... fútboool" "¡No nos repreeeenoooooh... la Esteban ha vueltoooo boniiitoooo... brillaaaaaa".

Rajoy y sus siete enanitos no han parado de mentir y de robarnos desde que llegaron. Literalmente. Lo único que han cumplido es la putada semanal de cada viernes tras el consejo de ministros. Si han demostrado una cosa es que su palabra no vale NADA. Que son mentirosos, embusteros, que sabes a ciencia cierta que si dicen algo, es mentira.

Pero se pasan dos semanas diciendo "eh, gente, fin de la crisis", y vuelven a subir en las encuestas. 

¡¿PERO ES QUE ESTAMOS GILIPOLLAS O QUÉ?!

En un país con un coeficiente colectivo normal, no ya de genios o de gente inteligente, normal: pongamos que si la mente colectiva fuera la de una persona, España fuera alguien capaz de, no sé: controlar sus esfínteres y saber que si mete la mano en el fuego, pupa. Pues en un país así, el PP y el PSOE sacarían una cantidad de votos cercana a ellos: sus militantes y ya está. Pero es que NI UNO más. 

Pero no. En esta comparación, España es un país que se caga y se mea encima y que ve fuego, mete la mano, se quema, "¡ay!", lo mira, dice "fuego bonito, fuego brillar" y volvemos a meter la mano.

Y si fuéramos una sociedad normalita, que tuviera claro lo que es la democracia, supiera lo que le conviene, no metiera la mano en el fuego una y otra vez, y tal, esta gentuza estaría en la cárcel. Diría que colgando de las farolas, pero no. No porque repudie la violencia ni nada de eso, sino porque morir es demasiado bueno para ellos. Cárcel para toda la vida. Mételes de cuatro en cuatro en celdas de treinta metros cuadrados. A ellos y a sus compinches.

Pero no, porque somos tontos, nos quemamos, miramos al fuego y volvemos a meter la mano.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Y teníamos que caminar bajo la nieve para jugar

Hubo un tiempo, cuando era chaval, en que creía que escribir un juego de rol era tarea complicada, de esas de "¡y conocí a Ricard Ibáñez!" y todos "oooh, ¿y cómo es? ¿Y qué coche tiene?".

Porque, claro, con los libros de rol costando DOS MIL DOSCIENTAS PESETAZAS en el Corte Inglés, los escritores de rol ERAN RICOS sin duda alguna. Y, desde luego, los escritores de rol eran gente que se lo curraba: todos esos números, tablas, este dado en lugar de aquel otro, TENÍAN que ser el producto de un concienzudo trabajo, un esfuerzo de estudio y cuidadoso análisis.

Si una 45 hacía d10 (huy, perdón, en aquel entonces hacía 1D10,... así de vagos nos hemos vuelto: "d10" lleva dos pulsaciones de teclas menos que "1D10"), en vez del 1D8 del revólver del 38, es porque era así. Punto. Alguien lo habría estudiado y analizado.

El crítico 88 era letal porque, con toda certeza y sin atisbo de duda alguna, habían estudios médicos que lo demostraban: había un 87% de probabilidades de no morirte de un hachazo, y de ahí para arriba, las LEYES de la estadística decían que ibas a sufrir una muerte horrible.

¿Y todas esas descripciones gráficas? Estudio de campo, sin duda. Esas cosas no se inventan. Los críticos EXISTEN. No, hombre, no seas bestia, lo habrán probado en animales. Que sí, que he leído que el cerdo se parece mucho al ser humano.

Por eso había tantos sistemas tan parecidos: porque realidad, hay una, y sólo hay unas pocas formas de interpretarla.

Muy pronto nos dimos cuenta que no: que la realidad no era así, esto de los dados y los números eran sólo lo que son: una forma de representarla para el sistema. Bueno, no pasa nada, eso es normal: también nos creíamos lo que veíamos en Rambo, oye. ¿Cómo que todos los policías no son como Harry, Danko y Cobra?

Pero una cosa era segura: los números venían de algún sitio. Estaban estudiados, eso SEGURO. Incluso aprendimos que un tal Gauss había inventado una campana para que fuera un suplemento universal en los juegos de rol, y todo.

¿Que un diseñador de juegos de rol se invente las cosas, tal cual? JAJAJAJA

Imposible.

¿Cómo? ¿Que el ucorno sale en un 1% de las veces porque ese señor dijo que es un 1 y no otra cosa?

JAJAJAJAJA

Imposible.

¿Verdad?

martes, 3 de diciembre de 2013

El desafío de los treinta días: Bonus track 2

Por ahí han hecho una pregunta muy chula, "con quién te gustaría jugar". He visto respuestas halagadoras (que me incluyen, y tengo que decir que la de Kano es una dream mesa) y respuestas graciosas. La mía:

Primero, me gustaría jugar con mi mujer y nuestro peque. Y a partir de ahí, hacer mesa. Ella no es aficionada y esta afición mía es de "raros", pero me gustaría.

Añado: su expresión "raros" es la mejor adaptación/conversión al castellañol de "nerd" o "geek", o "friki", que como no me gusta acabo de castellanizar como "friqui". Me encanta cuando dice "¿hoy vas con los raros?".

Pero con jugones de verdad y suponiendo que hablo de gente con la que no he jugado, me encantaría jugar con Kano, Tiberio, Rubén A. y los hermanos de la Cruz. Quisiera jugar con Oscar (sin tilde en la O) Iglesias, Papa Foxtrot e Imanol Wulfhail para poder conocerles de una vez, que con esos avatares ni cara les pongo.

Y, yéndonos a los what if, molaría mil jugar con los Monty Python. Me imagino a John Cleese comiéndose la mesa, siendo el face del grupo o directamente el máster, Terry Jones llevando a un personaje timorato que sorprende a todos con tiradas de mano de perro e ideas geniales. Eric Idle soltaría enemil chorradas que no vienen a cuento de repente, Michael Palin marea al máster con una parrafada cada vez que declara y Terry Gilliam no dice nada: está haciendo dibujitos y tira los dados cuando le dicen que le toca. A Graham Chapman se le murió el personaje. Y, cada dos por tres, la mesa se arranca con un número musical.

lunes, 2 de diciembre de 2013

El desafío de los treinta días a mi manera: unplugged bonus track

Soy consciente de que debía una segunda parte de historias que siempre recordamos.

Los KOWT eran una auténtica sitcom del rol. Las cosas que les pasaban o hacían eran espeluztaculares. También es que a mí me gusta detectar un hueco para meter el gol y agrandar las situaciones que surjan, que es más divertido que un "venga, hale ji ji ja ja sigamos". Así que, a modo de sitcom, ahí van los episodios:

En el que los jugadores se olvidan de nadar
En esta los KOWT tenían que cruzar un río algo agitadito. Dos del grupo se ponen a ello para comprobar que no fuera peligroso. ¡Cuidado! Sabían perfectamente que el río no tenía ni un metro de hondo (unos 60 cm), PERO NO SE FIABAN DE MI.

Pues nada, previsiblemente, se van al agua en la misma orilla. Para mi sorpresa, en vez de levantarse, COMO NO SE FIABAN DE MI, empiezan a pedir tiradas de nadar, que fallan. Empezaban a ahogarse, a sólo una declaración de "me levanto" de salvarse.

En ese momento, otra sorpresa: el resto del grupo busca formas de salvar a sus compañeros. Pero, en lugar de estirar la mano, agarrarles, y tirar de ellos, trazan un plan A PRUEBA DE MI: se van a la línea de árboles, atan una cuerda a un árbol y empiezan a tirar flechas, con la intención de ensartar a los compañeros y tirar de ellos.

Tras un par de flechazos y flechas arrancadas a tirones de cuerda (dolor, hubo críticos), me harto y les digo SEÑORES, CON PONERSE PIE VALE.

En el que el jugador no sabe cómo se llama su personaje
En esto el grupo llega a la Pequeña Fortaleza de la Frontera. Allí, un funcionario, antes de permitir el paso, interroga a los viajeros. Cómo te llamas, quienes te acompañan, a qué vienes,... cosas así. Pues un jugador, animalico él, le tenía puesto un nombre a su personaje nuevo. Pongamos por ejemplo, Paco. Y antes de llegar, avisa a todo el mundo que ha cambiado el nombre y le ha puesto David. El Gnomo. Uno de los dos nombres no me lo he inventado.

Llegan al funcionario y empieza el interrogatorio. Uno tras otro, los jugadores dicen quiénes son y quiénes les acompañan. Cuando llega este figura, la cosa fue así:

- ¿Quién eres?
- Paco. ¡No, Gnomo! ¡Ay, no... ! ¡David, sí, sí, me llamo David!

Ea, todos a la sala de interrogatorios.

En el que el jugador no tiene claro el plan
Jugando a Frogrotten teníamos que infiltrarnos en una fiesta de la nobleza. Yo personalmente tracé un plan para infiltrarnos: yo (mediano bardo) haría de heraldo de la noble elfita del grupo, la "Duquesita Flordepitiminí", los dos guerreros harían de sus escoltas personales, que no debían abandonarla para custodiar su "flor" (nota: en realidad era una clériga de la diosa del zorrerío y los látigos... irónico...), y el mago haría de su mentor.

Todo muy fino, con nuestros nombres falsos y todo. Llego, hago de heraldo y tal, y llega ella. Los guardias y el chambelán, impresionados con mi presentación, hacen una reverencia:

- Alteza.
- Qué contenta estoy de que hayáis montado esta fiesta. Ji ji ji. Seguro que mi padre, el rey, barón, conde...  ehh... - se gira hacia mí - Oye ¿por quién nos estábamos haciendo pasar?

En el que el jugador se sabe los alcances
Clásica situación que se ha visto en todas las mesas: el grupo se está batiendo el cobre con DOS GOBLINS. El mago de batalla dice:

- Les lanzo una bola de fuego.
- Vas a pillar a esos -le respondo.
- Es la guerra.

Dos goblins.

- Pero también te pilla a tí.
- Déjame el manual.

Se repasa las iniciativas.

- ¿A qué distancia están?
- A 20 pies (por ejemplo).
- Por un -1 a iniciativa doy un paso atrás, me pongo a 21 pies y lanzo la bola de fuego.