lunes, 25 de noviembre de 2013

El desafío de los treinta días a mi manera (12)

Y, para acabar por hoy, toca "la historia que siempre recuerdas con tus amigos".

Pues depende del grupo. En un par de sesiones de los KOWT se juntaron anécdotas para años.

La primera:

La hondonada de los anfibios terribles
El grupo, en HackMáster, se encontraba perdido por el monte (como siempre). Cruzando una hondonada, llegaron a un charco infecto, donde el grupo se encontró con dos TERRIBLES RANAS GIGANTES. Si ya suena ridículo, lo que pasó después fue peor. El personaje de Zid "¡¡NO SOY UN ELFO, JODER!!" cargó contra una de las ranas, pifió, se rompió el cinturón y optó por no sujetarse los pantalones. De esa guisa volvió a pifiar, se rompió algo, le clavó la espada a otro personaje y casi se queda en el sitio. Es de esas que recuerdas por la rastrera traición de los dados.

Incursión en la cueva del cabreajón
Se encuentran, también en HackMáster, una cueva, y allá que se meten. Era la guarida de un horrible cabreajón, criatura salvaje y brutal que podía reducir el grupo a un montón de guiñapos sanguinolentos. El cabreajón gana la sorpresa, ataca, pifia, se va de frente contra una pared y cae inconsciente. Grande fue el debate en el grupo, sobre si matarlo así o marcharse.

El Oso Encadenado
Esta originó el escudo heráldico del grupo, y todo. Por ir rápido, el grupo (HackMáster) entra en una cueva a por uno de sus compañeros (una hada duende), al que encuentran ya devorado por un oso. Pues nada, van a por los peequis. O sea, a cobrarse venganza. Se dan cuenta de que el oso está encadenado a la pared de la cueva, pero ellos siguen. El oso se carga al primer personaje que llega, arrancándole la mitad superior de lo que viene a ser cráneo, cara y cabeza en general. Al segundo le saca las tripas. El resto está allí, dándole estopa CUERPO A CUERPO.

En eso, Zidair, preso de la desesperanza más absoluta, se pone en pie y, con el d20 en la mano, pronuncia las palabras que habrían de dar origen a una conversación que merece ser parte integral de la historia del rol y de lo que es el mazmorreo más puro:

- No me lo puedo creer: en esta mesa hay en total DÉCADAS de experiencia jugando a rol, y ¿estamos cayendo así por una tontería?
Yo le miré a los ojos y le respondí:
- Te toca ¿qué haces?
Zid, sin pararse a pensarlo, repuso, con la decisión y sabiduría que dan años de mesas, al tiempo que lanzaba el dado sobre la mesa:
- Cargo.

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