jueves, 3 de octubre de 2013

Sin novedad en el frente

Esto puede o no haber pasado. Por si acaso, pongamos que no.

Esto era que se eran unas maniobras "con malos". Una bandera paracaidista contra otra, con los jefazos jugando a ser Patton, o Jack el Destripador, tanto da, ya que los resultados solían contarse por compañías perdidas.

La cosa es que cierta sección de cierta compañía de cierta bandera tenía una "misión sencilla". Apostarse en un punto por el que tenía que pasar el enemigo, y emboscarles más abajo. Típica misión que acaba en escabechina.

Imaginaos una gran "C".

El enemigo, con gran dominio del movimiento táctico/estratégico, iba a pasar de noche recorriendo el camino que formaba esa gran C, camino a hacer cosas de enemigo, presumiblemente pensando en cosas que piensan los que son enemigos.

Aquella hubiera sido una maravillosa y clara mañana de primavera si no hubiera sido porque era mitad de la noche y llovía como en un entierro de Hollywood. Como pudo haber dicho cierto teniente:

- Ezto ez como en Zaigón.

A lo que, obedientes, todos los componentes de la sección podrían haber respondido (si esto hubiera sucedido realmente):

- Sí, mi teniente, a la orden, mi teniente.

La cierta sección estaba pasando noche en la gran X, en medio de unos árboles, arbustos y demás formas de vida a las que sólo los fitofílicos prestan atención. Personalmente, SI HUBIERA ESTADO ALLÍ, me parecerían sólo lugares donde intentar vivaquear seco.

La cosa es que cierto teniente desarrolla un plan ma-gis-tral: colocar un centinela en el punto, digamos, 1, en el interior de la C, desde el que podría ver al malvado enemigo marchando vía a su destino.

Entonces, el centinela podría volver a la X, dar la voz de alarma (bajito, que no se embosca gritando, eso te lo enseñan en primero de Guerra Aplicada) y toda la sección emboscar y masacrar al enemigo (figuradamente) desde el punto 2.

Conviene decir que había un buen centenar de metros entre 1 y X y casi dos o tres de esos entre X y 2, todo terreno abrupto, lleno de hostias en la oscuridad, barro y lo que viene a llamarse de forma técnica en círculos militares como "mecagontó cóstiamedao".

El escenario podía estar listo, el campo del honor preparado. Es decir, si esto hubiera sucedido.

Pues podrían haber sido (si esto hubiera sucedido) las tres de la madrugada cuando, si yo hubiera estado allí, habría sido despertado con un:

- Te toca.

Ese "te toca" es una vieja tradición militar que dolía menos antes, cuando las botas eran menos duras. Pero es eficaz: te despierta. 

Así pues, me habría puesto el correaje, chambergo, agarrado mi fiable CETME (fiable en el sentido en que sabía que nunca daba donde yo quería: cuando yo disparo el lugar más seguro del mundo es la diana), y apretado el chaquetón, que llovía. 

Y a hacer guardia. Habría tenido que apostarme en 1, recordemos. Habría relevado al que estuviera antes, y a vigilar, que venía el enemigo.

Toca hacer una aclaración: la principal diferencia entre novatos y veteranos no es lo que sepan o que en la guerra mueran más unos que otros, no. La principal diferencia es que cuando no estás en la guerra sino simulando que lo estás, los novatos aún se lo toman en serio. Por decirlo suavemente, los veteranos se reconocen porque hacen las guardias con las manos en los bolsillos.

Y allí hubiera estado yo, atento y todo eso, fiel centinela de los valores democráticos, la libertad, la bandera y todas esas cosas. Pero hacía frío, y podría haber tenido frío (de haber estado allí, insisto), y sentirme incómodo, y tal.

Y, nada, el correaje es incómodo, así que lo normal cuando nadie mira o estás caminando y nadie mira es aflojártelo. 

Además, como el noctiluz es un chisme enorme con un peso estimado en CSP, podría haber pensado para mí "¡SPM!", y dejado la funda, de madera, pesada como ella sola, a un lado, junto a un arbusto.

Pero la comodidad a las tres de la mañana es mala consejera, y a la funda del nocti le podría haber seguido el correaje, que oye, suelto y abierto molesta menos, pero mucho más que si, por ejemplo, te lo quitas y lo dejas junto a la funda del nocti ¿verdad?

Y aunque dejó de llover fuerte, la fina llovizna que seguía dando por saco era bastante molesta, y la comodidad tentadora. Creo que, de haber estado allí, me hubiera sentido tentado de, ya total, dejar también el fusil con el correaje y la funda.

Supongo yo.

A nadie extrañaría a esas alturas ver al nocti acompañando el resto de la cacharrería.

Y ahora es cuando las cosas se podrían haber puesto interesantes.

¿Sabe alguien lo que es un ADA? No, claro que no. Un ADA es un término técnico militar de fuerzas especiales de élite que me he inventado y que significa lo que viene a ser (selecciona el texto para verlo):


Alarma De Apretón.

Bien, en esas circunstancias, había que replantear toda la estrategia. El punto 1 ya no era seguro. Así que, si yo hubiera estado allí, hubiera utilizado todo mi entrenamiento especializado y realizado un redespliegue táctico. Concretamente, al punto localizado como nueva posición 3.

Allí podría haber habido un, no sé, conveniente arbusto en el que, muy astutamente, recurrir a todo mi adiestramiento en explosivos y, convenientemente, iniciar lo que normalmente se conoce como "poner una mina".

Es algo muy militar y técnico, los civiles no lo entienden.

Estando entonces en plena tarea va el enemigo y aparece. Frente a mis ojos podrían haber pasado por allí (insisto, si yo hubiera estado en el lugar o si esto hubiera sucedido) y desfilado. Una sección, treinta y pico tíos, uno detrás de otro, murmurando sus cosas y hartos de andar de noche bajo la lluvia, cruzando exactamente por la C, entre los puntos estratégicos 2 y 3.

Sin siquiera sospechar que estaban siendo observados.
Por abreviar, cuando acabaran de pasar, habría acabado lo mío, terminado de ocultar la cuidadosamente colocada mina y resto de materiales accesorios (otro signo de los veteranos es que siempre llevan papel encima), abandonado el punto 3, corrido al punto 1 y acabado la guardia para, a eso de las cuatro, poder decir:

- Te toca. Sin novedad.

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